Crítica.’The Road’, sólo queda el amor de un padre y un hijo

Ernesto R. Aro. ‘The Road’ es una historia épica, apocalíptica. El mundo ha sido destruido por algo que todos ignoran. Reina el caos. Millones de personas han desaparecido, destruidas por el fuego y las inundaciones o abrasadas. La historia se centra en dos supervivientes. Un padre y su hijo viajan a lo largo de una Norteamérica muerta. Imágenes de un futuro en el que los hombres se ven empujados a lo peor y lo mejor de que son capaces. Un padre y su hijo sobreviven gracias al amor en el que se sostienen mutuamente. Un mirada que se centra en la bondad innata del hijo. Su compasión, su curiosidad y su sentido de lo maravilloso iluminan la angustia, el temor y el terror. Una actitud que nos impulsa a seguir creyendo en la humanidad. Una esperanza en medio de tanta oscuridad, un deseo de seguir adelante a pesar de todo, incluso si se olvida el motivo por el que uno sigue caminando. La capacidad del director John Hillcoat de recrear una desustrucción masiva, con una excelente fotografía, resulta una evocación emocionante de la entereza humana.

Las sutilezas de las interpretaciones de Virgo Mortesen y Kodi Smit-McPhee, padre e hijo, provocan una reflexión acerca de la bondad natural del hombre y, también, de su posibilidad para el mal. El toque de la genialidad está en los flashbacks que recuerdan la vida familiar antes del desastre. Un recuerdo pasado de felicidad que supera la pura nostalgía para convertirse en fuego que aviva el presente y proyecta un futuro esperanzador.